La ciencia detrás de la extrusión con expansión: cómo transformar harina en aire crujiente

Pocos alimentos generan tanta curiosidad como los snacks inflados: gusanitos, palitos de maíz, bolitas de queso o cereales de desayuno que parecen estar llenos de aire. ¿Cómo es posible que una simple harina se convierta en un producto tan ligero, crujiente y voluminoso? ¿Qué mecanismos hacen que un grano molido termine convertido en una estructura esponjosa que se deshace en la boca?

La respuesta está en una de las tecnologías más fascinantes de la industria alimentaria: la extrusión-cocción con expansión. Esta técnica no solo ha permitido crear algunos de los snacks más icónicos del mundo, sino que también ha evolucionado hasta convertirse en una herramienta clave para la innovación en alimentos saludables, sostenibles y con funciones específicas.

2. El proceso explicado paso a paso

El viaje de un simple grano de maíz hasta convertirse en un snack crujiente es mucho más apasionante de lo que parece. Todo empieza con una harina rica en almidón a la que se ajusta la humedad para lograr una masa maleable. Esta mezcla, que a simple vista no tiene nada de especial, entra en el extrusor, una máquina que combina las funciones de una amasadora, una olla a presión y un moldeador, todo en uno. En su interior, los husillos giran a gran velocidad, empujando la masa hacia adelante mientras la someten a presiones elevadas, temperaturas que pueden llegar a 200 °C y una fricción intensa. Es un entorno extremo donde ocurre la magia: el almidón se gelatiniza, las proteínas se desnaturalizan y la mezcla adquiere una textura viscosa y elástica, lista para su gran transformación.

La parte más espectacular llega justo en el momento en que esa masa sobrecalentada y presurizada sale por la boquilla del extrusor. En apenas una fracción de segundo, el agua que permanecía atrapada en estado líquido por la alta presión se vaporiza de golpe al encontrarse con la presión atmosférica. Ese estallido invisible genera burbujas en el interior de la masa, inflándola como si fuese un globo.

Después de expandirse, estos snacks todavía conservan algo de humedad y necesitan un secado o, en algunos casos, una fritura rápida que les da su textura definitiva. Después se aromatizan en tambores giratorios con aceites, condimentos, especias o sabores más sofisticados, y terminan envasados en atmósferas protectoras para que su ligereza se conserve durante meses. Así, lo que comenzó siendo un polvo de harina termina convertido en un producto que parece estar hecho casi de aire, pero que es fruto de una cuidadosa combinación de ciencia y tecnología.

3. Innovación: más allá de los gusanitos

Aunque solemos asociar esta tecnología con los gusanitos clásicos de maíz o los cereales de desayuno que todos conocemos, la extrusión expandida ha evolucionado hasta convertirse en un auténtico motor de innovación alimentaria. Gracias a esta técnica, se han desarrollado productos enriquecidos con fibra, proteínas vegetales o incluso minerales y vitaminas, pensados para públicos que demandan opciones más saludables. También ha hecho posible la aparición de alimentos infantiles que se disuelven fácilmente en la boca, facilitando la alimentación en las primeras etapas de vida.

Pero lo interesante está en lo que se está gestando ahora. Cada vez más empresas exploran la posibilidad de trabajar con harinas alternativas, como las de lenteja, garbanzo, quinoa o teff, que aportan perfiles nutricionales diferentes y un mayor contenido proteico. En paralelo, comienzan a incorporarse ingredientes de origen no tan habitual, como las microalgas, que además de proteínas concentran pigmentos y antioxidantes de gran interés para la salud. Y, desde una perspectiva de sostenibilidad, la extrusión se está convirtiendo en una herramienta clave para valorizar subproductos agrícolas: pieles de patata, restos de frutas o salvados que antes eran considerados residuos ahora pueden transformarse en snacks crujientes con identidad propia.

En definitiva, lo que empezó como una forma ingeniosa de inflar cereales se está convirtiendo en un campo de experimentación con un enorme potencial para redefinir la manera en que comemos snacks y alimentos funcionales.

4. Conclusiones y oportunidades de I+D+i

Como hemos visto, a día de hoy, esta técnica no solo alimenta a niños y adultos con snacks divertidos, sino que se ha convertido en una herramienta esencial para el desarrollo de alimentos saludables, sostenibles y funcionales. La innovación está solo en sus primeras fases.

En New Food trabajamos en el diseño de proyectos de I+D+i basados en extrusión expandida, adaptados a las necesidades de cada empresa:

  • Desarrollo de snacks saludables y funcionales.
  • Aprovechamiento de subproductos agroalimentarios para nuevos ingredientes.
  • Aplicación de proteínas vegetales y microalgas en matrices expandidas.
  • Diseño de productos disruptivos con tecnologías emergentes.

Si tu empresa busca transformar la próxima generación de snacks o explorar nuevas aplicaciones de esta tecnología, podemos ayudarte a hacerlo realidad. 🚀 info@newfood.es

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